Día 40

Éxodo 29:1-30:10

Consagración de los sacerdotes

29 1 »Para consagrarlos como sacerdotes a mi servicio, harás lo siguiente: Tomarás un novillo y dos carneros sin defecto,

2 y con harina fina de trigo harás panes y tortas sin levadura amasadas con aceite, y obleas sin levadura untadas con aceite.

3 Pondrás los panes, las tortas y las obleas en un canastillo, y me los presentarás junto con el novillo y los dos carneros.

4 Luego llevarás a Aarón y a sus hijos a la entrada de la Tienda de reunión, y los bañarás.

5 Tomarás las vestiduras y le pondrás a Aarón la túnica, el efod con su manto, y el pectoral. El efod se lo sujetarás con el cinturón.

6 Le pondrás el turbante en la cabeza, y sobre el turbante, la tiara sagrada.

7 Luego lo ungirás derramando el aceite de la unción sobre su cabeza.

8 Acercarás entonces a sus hijos y les pondrás las túnicas

9 y las mitras; a continuación, les ceñirás los cinturones a Aarón y a sus hijos. Así les conferirás autoridad, y el sacerdocio será para ellos una ley perpetua.

10 »Arrimarás el novillo a la entrada de la Tienda de reunión para que Aarón y sus hijos le pongan las manos sobre la cabeza,

11 y allí, en presencia del Señor, sacrificarás al novillo.

12 Con el dedo tomarás un poco de la sangre del novillo y la untarás en los cuernos del altar, y al pie del altar derramarás la sangre restante.

13 Al hígado y a los dos riñones les quitarás la grasa que los recubre, y la quemarás sobre el altar;

14 pero la carne del novillo, su piel y su excremento los quemarás fuera del campamento, pues se trata de un sacrificio por el pecado.

15 »Tomarás luego uno de los carneros para que Aarón y sus hijos le pongan las manos sobre la cabeza;

16 lo sacrificarás, y con la sangre rociarás el altar y sus cuatro costados.

17 Destazarás el carnero y, luego de lavarle los intestinos y las piernas, los pondrás sobre los pedazos y la cabeza del carnero,

18 y quemarás todo el carnero sobre el altar. Se trata de un holocausto, de una ofrenda presentada por fuego, de aroma grato al Señor.

19 »Tomarás entonces el otro carnero para que Aarón y sus hijos le pongan las manos sobre la cabeza,

20 y lo sacrificarás, poniendo un poco de su sangre en el lóbulo de la oreja derecha de Aarón y de sus hijos, lo mismo que en el pulgar derecho y en el dedo gordo derecho. Después de eso rociarás el altar y sus cuatro costados con la sangre,

21 y rociarás también un poco de esa sangre y del aceite de la unción sobre Aarón y sus hijos, y sobre sus vestiduras. Así Aarón y sus hijos y sus vestiduras quedarán consagrados.

22 »De este carnero, que representa la autoridad conferida a los sacerdotes, tomarás la cola, la grasa que recubre las vísceras, el hígado, los dos riñones y el muslo derecho.

23 Del canastillo del pan sin levadura que está ante el Señor, tomarás uno de los panes, una torta hecha con aceite y una oblea,

24 y meciéndolos ante el Señor los pondrás en las manos de Aarón y de sus hijos. Se trata de una ofrenda mecida.

25 Luego ellos deberán devolverte todo esto para que tú, en presencia del Señor, lo quemes sobre el altar, junto con el holocausto de aroma grato. Ésta es una ofrenda presentada por fuego en honor del Señor.

26 Después de eso, tomarás el pecho del carnero que representa la autoridad conferida a Aarón, y lo mecerás ante el Señor, pues se trata de una ofrenda mecida. Esa porción será la tuya.

27 »Aparta el pecho del carnero que fue mecido para conferirles autoridad a Aarón y a sus hijos, y también el muslo que fue presentado como ofrenda, pues son las porciones que a ellos les corresponden.

28 Éstas son las porciones que, de sus sacrificios de comunión al Señor, les darán siempre los israelitas a Aarón y a sus hijos como contribución.

29 »Las vestiduras sagradas de Aarón pasarán a ser de sus descendientes, para que sean ungidos y ordenados con ellas.

30 Cualquiera de los sacerdotes descendientes de Aarón que se presente en la Tienda de reunión para ministrar en el Lugar Santo, deberá llevar puestas esas vestiduras durante siete días.

31 »Toma el carnero con que se les confirió autoridad, y cuece su carne en el lugar sagrado.

32 A la entrada de la Tienda de reunión, Aarón y sus hijos comerán la carne del carnero y el pan que está en el canastillo.

33 Con esas ofrendas se hizo expiación por ellos, se les confirió autoridad y se les consagró; sólo ellos podrán comerlas, y nadie más, porque son ofrendas sagradas.

34 Si hasta el otro día queda algo del carnero con que se les confirió autoridad, o algo del pan, quémalo. No debe comerse, porque es parte de las ofrendas sagradas.

35 »Haz con Aarón y con sus hijos todo lo que te he ordenado. Dedica siete días a conferirles autoridad.

36 Para hacer expiación, cada día ofrecerás un novillo como ofrenda por el pecado. Purificarás el altar haciendo expiación por él y ungiéndolo para consagrarlo.

37 Esto lo harás durante siete días. Así el altar y cualquier cosa que lo toque quedarán consagrados.

38 »Todos los días ofrecerás sobre el altar dos corderos de un año.

39 Al despuntar el día, ofrecerás uno de ellos, y al caer la tarde, el otro.

40 Con el primer cordero ofrecerás, como ofrenda de libación, dos kilos[1] de harina fina mezclada con un litro de aceite de oliva, y un litro de vino.

41 El otro cordero lo sacrificarás al caer la tarde, como ofrenda presentada por fuego de aroma grato al Señor, junto con una ofrenda de libación como la presentada en la mañana.

42 »Las generaciones futuras deberán ofrecer siempre este holocausto al Señor. Lo harán a la entrada de la Tienda de reunión, donde yo me reuniré contigo y te hablaré,

43 y donde también me reuniré con los israelitas. Mi gloriosa presencia santificará ese lugar.

44 »Consagraré la Tienda de reunión y el altar, y consagraré también a Aarón y a sus hijos para que me sirvan como sacerdotes.

45 Habitaré entre los israelitas, y seré su Dios.

46 Así sabrán que yo soy el Señor su Dios, que los sacó de Egipto para habitar entre ellos. Yo soy el Señor su Dios.

 

El altar del incienso

30 1 »Haz un altar de madera de acacia para quemar incienso.

2 Hazlo cuadrado, de cuarenta y cinco centímetros de largo por cuarenta y cinco centímetros de ancho y noventa centímetros de alto.[1] Sus cuernos deben formar una pieza con el altar.

3 Recubre de oro puro su parte superior, sus cuatro costados y los cuernos, y ponle una moldura de oro alrededor.

4 Ponle también dos anillos de oro en cada uno de sus costados, debajo de la moldura, para que pasen por ellos las varas para transportarlo.

5 Prepara las varas de madera de acacia, y recúbrelas de oro.

6 Pon el altar frente a la cortina que está ante el arca del pacto, es decir, ante el propiciatorio que está sobre el arca, que es donde me reuniré contigo.

7 »Cada mañana, cuando Aarón prepare las lámparas, quemará incienso aromático sobre el altar,

8 y también al caer la tarde, cuando las encienda. Las generaciones futuras deberán quemar siempre incienso ante el Señor.

9 No ofrezcas sobre ese altar ningún otro incienso, ni holocausto ni ofrenda de grano, ni derrames sobre él libación alguna.

10 Cada año Aarón hará expiación por el pecado de las generaciones futuras. Lo hará poniendo la sangre de la ofrenda de expiación sobre los cuernos del altar. Este altar estará completamente consagrado al Señor.»

 

 

 

Mateo 26:17-35

La Cena del Señor

17 El primer día de la fiesta de los Panes sin levadura, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: —¿Dónde quieres que hagamos los preparativos para que comas la Pascua?

18 Él les respondió que fueran a la ciudad, a la casa de cierto hombre, y le dijeran: «El Maestro dice: “Mi tiempo está cerca. Voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos.” »

19 Los discípulos hicieron entonces como Jesús les había mandado, y prepararon la Pascua.

20 Al anochecer, Jesús estaba sentado a la mesa con los doce.

21 Mientras comían, les dijo: —Les aseguro que uno de ustedes me va a traicionar.

22 Ellos se entristecieron mucho, y uno por uno comenzaron a preguntarle: —¿Acaso seré yo, Señor?

23 —El que mete la mano conmigo en el plato es el que me va a traicionar —respondió Jesús—.

24 A la verdad el Hijo del hombre se irá, tal como está escrito de él, pero ¡ay de aquel que lo traiciona! Más le valdría a ese hombre no haber nacido.

25 —¿Acaso seré yo, Rabí? —le dijo Judas, el que lo iba a traicionar. —Tú lo has dicho —le contestó Jesús.

26 Mientras comían, Jesús tomó pan y lo bendijo. Luego lo partió y se lo dio a sus discípulos, diciéndoles: —Tomen y coman; esto es mi cuerpo.

27 Después tomó la copa, dio gracias, y se la ofreció diciéndoles: —Beban de ella todos ustedes.

28 Esto es mi sangre del pacto,[1] que es derramada por muchos para el perdón de pecados.

29 Les digo que no beberé de este fruto de la vid desde ahora en adelante, hasta el día en que beba con ustedes el vino nuevo en el reino de mi Padre.

30 Después de cantar los salmos, salieron al monte de los Olivos.

 

Jesús predice la negación de Pedro

31 —Esta misma noche —les dijo Jesús— todos ustedes me abandonarán, porque está escrito: »“Heriré al pastor, y se dispersarán las ovejas del rebaño.”[2]

32 Pero después de que yo resucite, iré delante de ustedes a Galilea.

33 —Aunque todos te abandonen —declaró Pedro—, yo jamás lo haré.

34 —Te aseguro —le contestó Jesús— que esta misma noche, antes de que cante el gallo, me negarás tres veces.

35 —Aunque tenga que morir contigo —insistió Pedro—, jamás te negaré. Y los demás discípulos dijeron lo mismo.

 

Salmo 31:19-24

19 Cuán grande es tu bondad, que atesoras para los que te temen, y que a la vista de la gente derramas sobre los que en ti se refugian.

20 Al amparo de tu presencia los proteges de las intrigas humanas; en tu morada los resguardas de las lenguas contenciosas.

21 Bendito sea el Señor, pues mostró su gran amor por mí cuando me hallaba en una ciudad sitiada.

22 En mi confusión llegué a decir: «¡He sido arrojado de tu presencia!» Pero tú oíste mi voz suplicante cuando te pedí que me ayudaras.

23 Amen al Señor, todos sus fieles; él protege a los dignos de confianza, pero a los orgullosos les da su merecido.

24 Cobren ánimo y ármense de valor, todos los que en el Señor esperan.

 

Proverbios 8:15-21

15 Por mí reinan los reyes y promulgan leyes justas los gobernantes.

16 Por mí gobiernan los príncipes y todos los nobles que rigen la tierra.[1]

17 A los que me aman, les correspondo; a los que me buscan, me doy a conocer.

18 Conmigo están las riquezas y la honra, la prosperidad[2] y los bienes duraderos.

19 Mi fruto es mejor que el oro fino; mi cosecha sobrepasa a la plata refinada.

20 Voy por el camino de la rectitud, por los senderos de la justicia,

21 enriqueciendo a los que me aman y acrecentando sus tesoros.