Día 246

Eclesiastés 4:1 – 6:12

Opresores y oprimidos

4 Luego me fijé en tanta opresión que hay bajo el sol. Vi llorar a los oprimidos y no había quien los consolara; el poder estaba del lado de sus opresores y no había quien los consolara. 2 Y consideré más felices a los que ya han muerto que a los que aún viven, 3 aunque en mejor situación están los que aún no han nacido, los que todavía no han visto la maldad que se comete bajo el sol. 4 Vi, además, que tanto el afán como el éxito en la vida despiertan envidias. Y también esto es vanidad; ¡es correr tras el viento! 5 El necio se cruza de brazos y se devora a sí mismo. 6 Mejor un puñado de tranquilidad que dos de fatiga y de correr tras el viento.

La unión hace la fuerza

7 Me fijé entonces en otra vanidad bajo el sol: 8 Vi a un hombre solitario, sin hijos ni hermanos. Nunca dejaba de afanarse; ¡jamás le parecían demasiadas sus riquezas! «¿Para quién trabajo tanto», se preguntó, «y me abstengo de las cosas buenas?». ¡También esto es vanidad y una penosa tarea!

9 Mejor son dos que uno, porque obtienen más fruto de su esfuerzo. 10 Si caen, el uno levanta al otro. ¡Ay del que cae y no tiene quien lo levante! 11 Si dos se acuestan juntos, entrarán en calor; uno solo ¿cómo va a calentarse? 12 Uno solo puede ser vencido, pero dos pueden resistir. ¡La cuerda de tres hilos no se rompe fácilmente!

Juventud y sabiduría

13 Mejor es un joven pobre, pero sabio, que un rey viejo, pero necio, que ya no sabe recibir consejos. 14 Aunque de la cárcel haya ascendido al trono o haya nacido pobre en ese reino, 15 he visto que la gente que vive bajo el sol apoya al joven que sucede al rey. 16 Y aunque es incontable la gente que sigue a los reyes,[a] muchos de los que vienen después tampoco quedan contentos con el sucesor. Y también esto es vanidad; ¡es querer alcanzar el viento!

Hay que cumplir las promesas

5 Cuando vayas a la casa de Dios, cuida tus pasos y acércate a escuchar en vez de ofrecer sacrificio de necios, que ni conciencia tienen de que hacen mal. 2 No te apresures, ni con la boca ni con el corazón, a hacer promesas delante de Dios; él está en el cielo y tú estás en la tierra. Mide, pues, tus palabras. 3 De las muchas ocupaciones brotan los sueños y de las muchas palabras, las tonterías.

4 Cuando hagas una promesa a Dios, no tardes en cumplirla, porque a Dios no le agradan los necios. Cumple tus promesas: 5 Es mejor no hacer promesas que hacerlas y no cumplirlas. 6 No permitas que tu boca te haga pecar, ni digas luego ante el mensajero del Templo[b] que lo hiciste sin querer. ¿Por qué ha de enojarse Dios por lo que dices y destruir el fruto de tu trabajo? 7 En medio de tantos sueños de vanidad y palabrerías, muestra temor a Dios.

Futilidad de las riquezas

8 Si en alguna provincia ves que se oprime al pobre y que a la gente se le niega un juicio justo, no te asombres de tales cosas; porque a un alto oficial lo vigila otro más alto y, por encima de ellos, hay otros altos oficiales. 9 Pero es provechoso para el país que el rey esté al servicio del campo.[c]

10 Quien ama el dinero, de dinero no se sacia. Quien ama las riquezas nunca tiene suficiente. ¡También esto es vanidad! 11 Donde abundan los bienes, sobra quien se los gaste; ¿y qué saca de esto su dueño, aparte de contemplarlos? 12 El trabajador duerme tranquilo, coma mucho o coma poco. Al rico sus muchas riquezas no lo dejan dormir.

13 He visto un mal terrible bajo el sol: riquezas acumuladas que redundan en perjuicio de su dueño 14 y riquezas que se pierden en un mal negocio. Y si llega su dueño a tener un hijo, ya no tendrá nada que dejarle. 15 Tal como salió del vientre de su madre, así se irá: desnudo como vino al mundo y sin llevarse el fruto de tanto trabajo.

16 Esto es una terrible desgracia: tal como viene el hombre, así se va. ¿Y de qué le sirve afanarse tanto en busca del viento? 17 Toda su vida come en tinieblas, en medio de muchas molestias, enfermedades y enojos.

18 Esto es lo que he comprobado: que en la vida bajo el sol lo mejor es comer, beber y disfrutar del fruto de nuestros afanes. Es lo que Dios nos ha concedido; es lo que nos ha tocado. 19 Además, a quien Dios concede abundancia y riquezas, también concede comer de ellas, así como tomar su parte y disfrutar de sus afanes, pues esto es don de Dios. 20 Y como Dios le llena de alegría el corazón, muy poco reflexiona el hombre en cuanto a su vida.

¿Qué sentido tiene la vida?

6 Hay un mal que he visto bajo el sol y que afecta a todos: 2 a algunos Dios da abundancia, riquezas, honores y no les falta nada que pudieran desear. Sin embargo, es a otros a quienes concede disfrutar de todo ello. ¡Esto es vanidad, una penosa aflicción!

3 Si un hombre tiene cien hijos y vive muchos años, no importa cuánto viva, si no se ha saciado de las cosas buenas ni llega a recibir sepultura, yo digo que un abortivo es mejor que él. 4 Porque el abortivo vino de la nada, a las tinieblas va y en las tinieblas permanecerá oculto. 5 Nunca llegará a ver el sol, ni sabrá nada; sin embargo, habrá tenido más reposo que aquel 6 que pudo haber vivido dos mil años sin disfrutar jamás de lo bueno. ¿Y acaso no van todos a un mismo lugar? 7 Mucho trabaja el hombre para comer, pero nunca se sacia.8 ¿Qué ventaja tiene el sabio sobre el necio? ¿Y qué gana el pobre con saber enfrentarse a la vida? 9 Vale más lo visible que lo imaginario. Y también esto es vanidad; ¡es correr tras el viento!

10 Lo que ahora existe ya ha recibido nombre y se sabe lo que es: humanidad. Nadie puede luchar contra alguien más fuerte. 11 Donde abundan las palabras, abunda la vanidad. ¿Y qué se gana con eso? 12 En realidad, ¿quién sabe qué le conviene a una persona en esta breve y vana vida suya por donde pasa como una sombra? ¿Y quién puede decirle lo que sucederá bajo el sol después de su muerte?

 

2 Corintios 6:14 - 7:7

Advertencia contra la idolatría

6:14 No formen alianza con los incrédulos. ¿Qué tienen en común la justicia y la maldad? ¿O qué comunión puede tener la luz con la oscuridad? 15 ¿Qué armonía tiene Cristo con Belial?[a] ¿Qué tiene en común un creyente con un incrédulo? 16 ¿En qué concuerdan el templo de Dios y los ídolos? Porque nosotros somos templo del Dios viviente. Como él ha dicho:

«Viviré con ellos y caminaré entre ellos. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo».[b] 17 Por tanto, el Señor añade: «¡Salgan de en medio de ellos y apártense! No toquen nada impuro y yo los recibiré».[c] 18 Y: «Yo seré un Padre para ustedes y ustedes serán mis hijos y mis hijas, dice el Señor Todopoderoso».[d]

7 Como tenemos estas promesas, queridos hermanos, purifiquémonos de todo lo que contamina el cuerpo y el espíritu, para completar en el temor de Dios la obra de nuestra santificación.

La alegría de Pablo

2 Hagan lugar para nosotros en su corazón. A nadie hemos agraviado, a nadie hemos corrompido, a nadie hemos explotado. 3 No digo esto para condenarlos; ya les he dicho que tienen un lugar tan amplio en nuestro corazón que con ustedes viviríamos o moriríamos. 4 Les tengo mucha confianza y me siento muy orgulloso de ustedes. Estoy muy animado; en medio de todas nuestras aflicciones se desborda mi alegría.

5 Cuando llegamos a Macedonia, nuestro cuerpo no tuvo ningún descanso, nos vimos acosados por todas partes: conflictos por fuera, temores por dentro. 6 Pero Dios, que consuela a los abatidos, nos consoló con la llegada de Tito 7 y no solo con su llegada, sino también con el consuelo que él había recibido de ustedes. Él nos habló del anhelo, de la profunda tristeza y de la honda preocupación que ustedes tienen por mí, lo cual me llenó de alegría.

 

Salmo 47:1 – 10

Al director musical. Salmo de los hijos de Coré.

47 ¡Aplaudan, pueblos todos! ¡Aclamen a Dios con gritos de alegría! 2 ¡Cuán imponente es el Señor Altísimo, el gran Rey de toda la tierra! 3 Sometió a nuestro dominio las naciones; puso a los pueblos bajo nuestros pies; 4 escogió para nosotros una heredad que es el orgullo de Jacob, a quien amó. Selah

5 Dios el Señor ha ascendido entre gritos de alegría y toques de trompeta. 6 ¡Canten, canten salmos a Dios! ¡Canten, canten salmos a nuestro rey! 7 Dios es el rey de toda la tierra; por eso, cántenle un salmo de alabanza.[a]

8 Dios reina sobre las naciones; Dios está sentado en su santo trono. 9 Los nobles de los pueblos se reúnen con el pueblo del Dios de Abraham, pues de Dios son los imperios de la tierra. ¡Él es grandemente enaltecido!

 

Proverbios 22:16

22:16 Oprimir al pobre para enriquecerse y hacerle regalos al rico: ¡buena manera de empobrecerse!