Día 248

Eclesiastés 10:1 – 12:14

Dichos de sabiduría

10 Las moscas muertas apestan y echan a perder el perfume. Así mismo pesa más una pequeña necedad que la sabiduría y la honra juntas. 2 El corazón del sabio se inclina al bien, pero el del necio busca el mal. 3 Aun en el camino por el que va, el necio revela su falta de inteligencia y a todos va mostrando lo necio que es. 4 Si el ánimo del gobernante se exalta contra ti, no abandones tu puesto. La tranquilidad es el remedio para los grandes errores.

5 Hay un mal que he visto bajo el sol, semejante al error que cometen los gobernantes: 6 al necio se le dan muchos puestos elevados, pero a la gente valiosa se les dan los puestos más bajos. 7 He visto esclavos montar a caballo y príncipes andar a pie como esclavos. 8 El que cava la fosa, en ella se cae; al que abre brecha en el muro, la serpiente lo muerde. 9 El que pica piedra, con las piedras se hiere; el que corta leña, podría lastimarse con ella.

10 Si el hacha pierde su filo y no se vuelve a afilar, hay que golpear con más fuerza, pero la sabiduría lleva al éxito. 11 Si la serpiente muerde antes de ser encantada, no hay ganancia para el encantador. 12 Las palabras del sabio son placenteras, pero los labios del necio son su ruina; 13 sus primeras palabras son necedades y las últimas, terribles locuras. 14 ¡Pero no le faltan las palabras! Nadie sabe lo que ha de suceder y lo que acontecerá después, ¿quién podría decirlo?

15 El trabajo del necio tanto lo fatiga que ni el camino a la ciudad conoce. 16 ¡Ay del país cuyo rey es un inmaduro y cuyos príncipes festejan desde temprano! 17 ¡Dichoso el país cuyo rey es un noble y cuyos príncipes comen cuando es debido, para reponerse y no para embriagarse! 18 Por causa del ocio se viene abajo el techo y por la pereza se desploma la casa. 19 Para divertirse se celebra un banquete, el vino alegra la vida y el dinero es la respuesta para todo. 20 No maldigas al rey ni con el pensamiento, ni en tu cuarto maldigas al rico, pues las aves del cielo pueden correr la voz. Tienen alas y pueden divulgarlo.

11 Lanza tu pan sobre el agua; después de algún tiempo volverás a encontrarlo. 2 Comparte lo que tienes entre siete, y aun entre ocho, pues no sabes qué calamidad pueda venir sobre la tierra. 3 Cuando las nubes están cargadas, derraman su lluvia sobre la tierra. Si el árbol cae hacia el sur, o cae hacia el norte, donde cae allí se queda. 4 Quien vigila al viento no siembra; quien contempla las nubes no cosecha.

5 Así como no sabes por dónde va el viento ni cómo se forma el niño en el vientre de la madre, tampoco entiendes la obra de Dios, el Creador de todas las cosas. 6 Siembra tu semilla en la mañana y no te des reposo por la tarde, pues nunca sabes cuál siembra saldrá mejor, si esta o aquella, o si ambas serán igualmente buenas. 7 Grata es la luz, y ¡qué bueno que los ojos disfruten del sol! 8 Mas si el hombre vive muchos años, y todos ellos los disfruta, debe recordar que los días tenebrosos serán muchos y que lo venidero será vanidad.

Acuérdate de tu Creador

9 Alégrate, joven, en tu juventud; deja que tu corazón disfrute de la adolescencia. Sigue los impulsos de tu corazón y responde al estímulo de tus ojos, pero toma en cuenta que Dios te juzgará por todo esto. 10 Aleja de tu corazón el enojo, aparta de tu cuerpo la maldad, porque juventud y vigor son pasajeros.

12 Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes de que lleguen los días malos y vengan los años en que digas: «No encuentro en ellos placer alguno»; 2 antes de que dejen de brillar el sol y la luz, la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes después de la lluvia. 3 Un día temblarán los guardianes de la casa y los fuertes caminarán encorvados; se detendrán las que muelen por ser pocas, y verán borrosos los que miran por las ventanas. 4 Se irán cerrando las puertas de la calle, irá disminuyendo el ruido del molino; las aves elevarán su canto, pero apagados se oirán sus trinos. 5 Sobrevendrá el temor por las alturas y por los peligros del camino. Florecerá el almendro, la langosta resultará onerosa y se perderá el deseo, pues el hombre se encamina al hogar eterno y rondan ya en la calle los que lloran su muerte.

6 Acuérdate de tu Creador antes de que se rompa el cordón de plata y se quiebre la vasija de oro, y se estrelle el cántaro contra la fuente y se rompa la polea del pozo. 7 Volverá entonces el polvo a la tierra, como antes fue y el espíritu volverá a Dios, que es quien lo dio. 8 Vanidad de vanidades, ¡todo es vanidad! —dice el Maestro.

Epílogo

9 Además de ser sabio, el Maestro impartió conocimientos a la gente. Ponderó, investigó y ordenó muchísimos proverbios. 10 Procuró también hallar las palabras más adecuadas y escribirlas con honradez y veracidad. 11 Las palabras de los sabios son como aguijones. Como clavos bien puestos son sus colecciones de dichos, dados por un solo pastor. 12 Además de ellas, hijo mío, ten presente que el hacer muchos libros es algo interminable y que el mucho leer causa fatiga. 13 El fin de este asunto es que ya se ha escuchado todo. Teme a Dios y cumple sus mandamientos, porque esto es todo para el hombre. 14 Pues Dios juzgará toda obra, buena o mala, aun la realizada en secreto.

 

2 Corintios 8:1 – 15

Estímulo a la generosidad

8 Ahora, hermanos, queremos que se enteren de la gracia que Dios ha dado a las iglesias de Macedonia. 2 En medio de las pruebas más difíciles, su desbordante alegría y su extrema pobreza abundaron en rica generosidad. 3 Soy testigo de que dieron espontáneamente tanto como podían y aún más de lo que podían, 4 rogándonos con insistencia que les concediéramos el privilegio de tomar parte en esta ayuda para los creyentes. 5 Incluso hicieron más de lo que esperábamos, pues se entregaron a sí mismos; primeramente, al Señor y después a nosotros, conforme a la voluntad de Dios. 6 De modo que rogamos a Tito que llevara a feliz término esta obra de gracia entre ustedes, puesto que ya la había comenzado. 7 Pero ustedes, así como sobresalen en todo —en fe, en palabras, en conocimiento, en dedicación y en su amor hacia nosotros[a]—, procuren también sobresalir en esta gracia de dar.

8 No es que esté dándoles órdenes, sino que quiero probar la sinceridad de su amor en comparación con la dedicación de los demás. 9 Ya conocen la gracia de nuestro Señor Jesucristo, quien era rico y por causa de ustedes se hizo pobre, para que mediante su pobreza ustedes llegaran a ser ricos. 10 Aquí va mi consejo sobre lo que les conviene en este asunto: El año pasado ustedes fueron los primeros no solo en dar, sino también en querer hacerlo. 11 Lleven ahora a feliz término la obra para que, según sus posibilidades, cumplan con lo que de buena gana propusieron. 12 Porque, si uno lo hace de buena voluntad, lo que da es bien recibido según lo que tiene y no según lo que no tiene.

13 No se trata de que otros encuentren alivio mientras que ustedes sufren escasez; es más bien cuestión de igualdad. 14 En las circunstancias actuales la abundancia de ustedes suplirá lo que ellos necesitan, para que a su vez la abundancia de ellos supla lo que ustedes necesitan. Así habrá igualdad, 15 como está escrito: «Ni al que recogió mucho le sobraba ni al que recogió poco le faltaba».[b]

 

Salmo 49:1 – 20

Al director musical. Salmo de los hijos de Coré.

49 Oigan esto, pueblos todos; escuchen, habitantes todos del mundo, 2 tanto débiles como poderosos, lo mismo los ricos que los pobres. 3 Mi boca hablará con sabiduría; la reflexión de mi corazón será muy inteligente. 4 Inclinaré mi oído al proverbio; propondré mi enigma al son del arpa:

5 ¿Por qué he de temer en tiempos de desgracia cuando me rodee la maldad de mis opresores? 6 ¿Temeré a los que confían en sus riquezas y se jactan de sus muchas posesiones? 7 Nadie puede salvar a nadie ni pagarle a Dios rescate por la vida. 8 Tal rescate es muy costoso; ningún pago es suficiente 9 para vivir por siempre sin ver la fosa. 10 Nadie puede negar que todos mueren, que sabios e insensatos perecen por igual y que sus riquezas se dejan a otros. 11 Aunque tuvieron tierras a su nombre, sus tumbas serán[a] su hogar eterno, su morada por todas las generaciones.

12 La gente rica no perdura; al igual que las bestias, perece. 13 Tal es el destino de los que confían en sí mismos; y el de sus seguidores que aprueban lo que ellos dicen. Selah 14 Como ovejas guiadas por la muerte, están destinados al sepulcro.[b] Sus cuerpos se consumirán allí, lejos de sus mansiones suntuosas. Por la mañana los justos prevalecerán sobre ellos. 15 Pero Dios me rescatará de las garras de la muerte[c] y con él me llevará. Selah 16 No te asombre ver que alguien se enriquezca y aumente el esplendor de su casa, 17 porque al morir no se llevará nada ni con él descenderá su esplendor. 18 Aunque en vida se considere dichoso, y la gente lo elogie por sus logros, 19 irá a reunirse con sus ancestros, sin que vuelva jamás a ver la luz. 20 La gente rica carece de entendimiento; al igual que las bestias, perece.

 

Proverbios 22:20 – 21

22:20 ¿Acaso no te he escrito treinta[a] dichos que contienen sabios consejos? 21 Son para enseñarte a ser honesto y hablar con la verdad, para que respondas con la verdad a quien te pregunte.