Éxodo 37:1-38:31
El arca
37 1 Bezalel hizo el arca de madera de acacia, de un metro con diez centímetros de largo por setenta centímetros de ancho y setenta centímetros de alto.[1]
2 La recubrió de oro puro por dentro y por fuera, y puso en su derredor una moldura de oro.
3 Fundió cuatro anillos de oro para el arca, y se los ajustó a sus cuatro patas, colocando dos anillos en un lado y dos en el otro.
4 Hizo luego unas varas de madera de acacia, las recubrió de oro,
5 y las pasó a través de los anillos en los costados del arca para poder transportarla.
6 El propiciatorio lo hizo de oro puro, de un metro con diez centímetros de largo por setenta centímetros de ancho.[2]
7 Para los dos extremos del propiciatorio hizo dos querubines de oro trabajado a martillo.
8 Uno de ellos iba en uno de los extremos, y el otro iba en el otro extremo; los hizo de modo que en ambos extremos los dos querubines formaran una sola pieza con el propiciatorio.
9 Los querubines tenían las alas extendidas por encima del propiciatorio, y con ellas lo cubrían. Quedaban el uno frente al otro, mirando hacia el propiciatorio.
La mesa
10 Bezalel hizo la mesa de madera de acacia, de noventa centímetros de largo por cuarenta y cinco centímetros de ancho y setenta centímetros de alto.[3]
11 La recubrió de oro puro y le puso en derredor una moldura de oro.
12 También le hizo un reborde de veinte centímetros[4] de ancho, y alrededor del reborde le puso una moldura de oro.
13 Fundió cuatro anillos de oro para la mesa y se los sujetó a las cuatro esquinas, donde iban las cuatro patas.
14 Los anillos fueron colocados cerca del reborde para pasar por ellos las varas empleadas para transportar la mesa.
15 Esas varas eran de madera de acacia y estaban recubiertas de oro.
16 Los utensilios para la mesa, y sus platos, bandejas, tazones, y jarras para derramar las ofrendas de libación, los hizo de oro puro.
El candelabro
17 Bezalel hizo el candelabro de oro puro labrado a martillo. Su base y su tallo, y sus copas, cálices y flores formaban una sola pieza con él.
18 De los costados del candelabro salían seis brazos, tres de un lado y tres del otro.
19 En cada uno de los seis brazos del candelabro había tres copas en forma de flores de almendro, con cálices y pétalos.
20 El candelabro mismo tenía cuatro copas en forma de flor de almendro, con cálices y pétalos.
21 Debajo del primer par de brazos que salía del candelabro había un cáliz; debajo del segundo par de brazos había un segundo cáliz, y debajo del tercer par de brazos había un tercer cáliz.
22 Los cálices y los brazos formaban una sola pieza con el candelabro, el cual era de oro puro labrado a martillo.
23 Hizo también de oro puro sus siete lámparas, lo mismo que sus cortapabilos y braseros.
24 Para hacer el candelabro y todos sus accesorios, usó treinta y tres kilos[5] de oro puro.
El altar del incienso
25 Bezalel hizo de madera de acacia el altar del incienso. Era cuadrado, de cuarenta y cinco centímetros de largo por cuarenta y cinco centímetros de ancho y noventa centímetros de alto.[6] Sus cuernos formaban una sola pieza con el altar.
26 Recubrió de oro puro su parte superior, sus cuatro costados y sus cuernos, y en su derredor le puso una moldura de oro.
27 Debajo de la moldura le puso dos anillos de oro, es decir, dos en cada uno de sus costados, para pasar por ellos las varas empleadas para transportarlo.
28 Las varas eran de madera de acacia, y las recubrió de oro.
29 Bezalel hizo también el aceite de la unción sagrada y el incienso puro y aromático, como lo hacen los fabricantes de perfumes.
El altar de los holocaustos
38 1 Bezalel hizo de madera de acacia el altar de los holocaustos. Era cuadrado, de dos metros con treinta centímetros por lado, y de un metro con treinta centímetros de alto.[1]
2 Puso un cuerno en cada una de sus cuatro esquinas, los cuales formaban una sola pieza con el altar, y el altar lo recubrió de bronce.
3 Hizo de bronce todos sus utensilios: sus portacenizas, sus tenazas, sus aspersorios, sus tridentes y sus braseros.
4 Hizo también un enrejado para el altar —una rejilla de bronce—, y la puso bajo el reborde inferior del altar, a media altura del mismo.
5 Fundió cuatro anillos de bronce para las cuatro esquinas del enrejado de bronce, para pasar por ellos las varas;
6 hizo las varas de madera de acacia, las recubrió de bronce
7 y las introdujo en los anillos, de modo que quedaron a los dos costados del altar para poder transportarlo. El altar lo hizo hueco y de tablas.
8 Además, con el bronce de los espejos de las mujeres que servían a la entrada de la Tienda de reunión, hizo el lavamanos y su pedestal.
El atrio
9 Después hicieron el atrio. El lado sur medía cuarenta y cinco metros[2] de largo, y tenía cortinas de lino fino,
10 veinte postes y veinte bases de bronce, con ganchos y empalmes de plata en los postes.
11 El lado norte medía también cuarenta y cinco metros de largo, y tenía veinte postes y veinte bases de bronce, con ganchos y empalmes de plata en los postes.
12 El lado occidental medía veintidós metros y medio[3] de ancho, y tenía cortinas y diez postes y diez bases, con ganchos y empalmes de plata en los postes.
13 Por el lado oriental, hacia la salida del sol, medía también veintidós metros y medio de ancho.
14 A un lado de la entrada había cortinas de siete metros[4]de largo, tres postes y tres bases,
15 y al otro lado de la entrada había también cortinas de siete metros de largo, tres postes y tres bases.
16 Todas las cortinas que rodeaban el atrio eran de lino fino.
17 Las bases para los postes eran de bronce, los ganchos y los empalmes en los postes eran de plata, y sus capiteles estaban recubiertos de plata. Todos los postes del atrio tenían empalmes de plata.
18 La cortina a la entrada del atrio era de lana teñida de púrpura, carmesí y escarlata, y de lino fino, recamada artísticamente. Medía nueve metros[5] de largo por dos metros con treinta centímetros de alto, como las cortinas del atrio,
19 y tenía cuatro postes y cuatro bases de bronce. Sus ganchos y sus empalmes eran de plata, y sus capiteles estaban recubiertos de plata.
20 Todas las estacas del toldo para el santuario y del atrio que lo rodeaba eran de bronce.
Los materiales usados
21 Éstas son las cantidades de los materiales usados para el santuario del pacto. Los levitas hicieron este registro por orden de Moisés y bajo la dirección de Itamar, hijo del sacerdote Aarón.
22 Bezalel, hijo de Uri y nieto de Jur, de la tribu de Judá, hizo todo lo que el Señor le ordenó a Moisés.
23 Con él estaba Aholiab hijo de Ajisamac, de la tribu de Dan, que era artesano, diseñador y recamador en lana teñida de púrpura, carmesí y escarlata, y en lino.
24 El total del oro dado como ofrenda y empleado en toda la obra del santuario era de una tonelada,[6] según la tasación oficial del santuario.
25 La plata entregada por los miembros de la comunidad contados en el censo llegó a tres toneladas y media,[7] según la tasación oficial del santuario.
26 Todos los mayores de veinte años de edad que fueron censados llegaron a un total de seiscientos tres mil quinientos cincuenta, y cada uno de ellos dio seis gramos[8] de plata, según la tasación oficial del santuario.
27 Tres mil trescientos kilos[9] de plata se emplearon en las cien bases fundidas para el santuario y para la cortina, de modo que cada base pesaba treinta y tres kilos.
28 La plata restante[10] se empleó en hacer los ganchos para los postes y recubrir los capiteles de los postes, y para hacer sus empalmes.
29 El total del bronce dado como ofrenda fue de dos mil trescientos cuarenta kilos,[11]
30 y se empleó en las bases para la entrada de la Tienda de reunión, en el altar de bronce con su enrejado de bronce y todos sus utensilios,
31 en las bases para el atrio y la entrada al atrio, y en todas las estacas del toldo para el santuario y para el atrio que lo rodeaba.
Mateo 28:1-20
La resurrección
1 Después del sábado, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro.
2 Sucedió que hubo un terremoto violento, porque un ángel del Señor bajó del cielo y, acercándose al sepulcro, quitó la piedra y se sentó sobre ella.
3 Su aspecto era como el de un relámpago, y su ropa era blanca como la nieve.
4 Los guardias tuvieron tanto miedo de él que se pusieron a temblar y quedaron como muertos.
5 El ángel dijo a las mujeres: —No tengan miedo; sé que ustedes buscan a Jesús, el que fue crucificado.
6 No está aquí, pues ha resucitado, tal como dijo. Vengan a ver el lugar donde lo pusieron.
7 Luego vayan pronto a decirles a sus discípulos: “Él se ha levantado de entre los muertos y va delante de ustedes a Galilea. Allí lo verán.” Ahora ya lo saben.
8 Así que las mujeres se alejaron a toda prisa del sepulcro, asustadas pero muy alegres, y corrieron a dar la noticia a los discípulos.
9 En eso Jesús les salió al encuentro y las saludó. Ellas se le acercaron, le abrazaron los pies y lo adoraron.
10 —No tengan miedo —les dijo Jesús—. Vayan a decirles a mis hermanos que se dirijan a Galilea, y allí me verán.
El informe de los guardias
11 Mientras las mujeres iban de camino, algunos de los guardias entraron en la ciudad e informaron a los jefes de los sacerdotes de todo lo que había sucedido.
12 Después de reunirse estos jefes con los ancianos y de trazar un plan, les dieron a los soldados una fuerte suma de dinero
13 y les encargaron: «Digan que los discípulos de Jesús vinieron por la noche y que, mientras ustedes dormían, se robaron el cuerpo.
14 Y si el gobernador llega a enterarse de esto, nosotros responderemos por ustedes y les evitaremos cualquier problema.»
15 Así que los soldados tomaron el dinero e hicieron como se les había instruido. Esta es la versión de los sucesos que hasta el día de hoy ha circulado entre los judíos.
La gran comisión
16 Los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña que Jesús les había indicado.
17 Cuando lo vieron, lo adoraron; pero algunos dudaban.
18 Jesús se acercó entonces a ellos y les dijo: —Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra.
19 Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,
20 enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.[1]
Salmo 34:11-22
11 Vengan, hijos míos, y escúchenme, que voy a enseñarles el temor del Señor.
12 El que quiera amar la vida y gozar de días felices,
13 que refrene su lengua de hablar el mal y sus labios de proferir engaños;
14 que se aparte del mal y haga el bien; que busque la paz y la siga.
15 Los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos, atentos a sus oraciones;
16 el rostro del Señor está contra los que hacen el mal, para borrar de la tierra su memoria.
17 Los justos claman, y el Señor los oye; los libra de todas sus angustias.
18 El Señor está cerca de los quebrantados de corazón, y salva a los de espíritu abatido.
19 Muchas son las angustias del justo, pero el Señor lo librará de todas ellas;
20 le protegerá todos los huesos, y ni uno solo le quebrarán.
21 La maldad destruye a los malvados; serán condenados los enemigos de los justos.
22 El Señor libra a sus siervos; no serán condenados los que en él confían.
Proverbios 9:9-10
9 Instruye al sabio, y se hará más sabio; enseña al justo, y aumentará su saber.
10 »El comienzo de la sabiduría es el temor del Señor; conocer al Santo[1] es tener discernimiento.