Isaías 12:1 – 14:32
Canciones de alabanza
12 En aquel día tú dirás: «Señor, yo te alabaré porque, aunque estabas enojado conmigo, tu ira se ha calmado y me has dado consuelo. 2 ¡Dios es mi salvación! Confiaré en él y no temeré. El Señor es mi fuerza, el Señor es mi canción; ¡él es mi salvación!». 3 Con alegría sacarán ustedes agua de las fuentes de la salvación.
4 En aquel día dirán: «Alaben al Señor, invoquen su nombre; den a conocer entre los pueblos sus obras; proclamen la grandeza de su nombre. 5 Canten salmos al Señor, porque ha hecho maravillas; que esto se dé a conocer en toda la tierra. 6 ¡Canta y grita de alegría, habitante de Sión, pues es grande, en medio de ti, el Santo de Israel!».
Profecía contra Babilonia
13 Profecía contra Babilonia que recibió Isaías, hijo de Amoz: 2 Sobre un monte alto agiten la bandera; llámenlos a gritos; háganles señales con la mano para que entren por las puertas de los nobles. 3 Ya he dado orden a mis consagrados; he reclutado a mis guerreros, a los que se alegran de mi triunfo, para que ejecuten mi ira.
4 ¡Escuchen! Se oye tumulto en las montañas, como el de una gran multitud. ¡Escuchen! Se oye un estruendo de reinos, de naciones que se han reunido. El Señor de los Ejércitos pasa revista a un ejército para la batalla. 5 Vienen de tierras lejanas, de los confines de los cielos. Viene el Señor con las armas de su ira para destruir toda la tierra.
6 ¡Giman, que el día del Señor está cerca! Llega de parte del Todopoderoso como una devastación. 7 Por eso todas las manos desfallecen, todo el mundo pierde el ánimo. 8 Quedan todos aterrados; dolores y angustias los atrapan: ¡se retuercen de dolor, como si estuvieran de parto! Espantados, se miran unos a otros; ¡tienen el rostro encendido!
9 ¡Miren! ¡Ya viene el día del Señor —día cruel, de furor y ardiente ira—; dejará la tierra devastada y exterminará en ella a los pecadores! 10 Las estrellas y las constelaciones del cielo dejarán de irradiar su luz; se oscurecerá el sol al salir y no brillará más la luna. 11 Castigaré por su maldad al mundo y por su iniquidad a los malvados. Pondré fin a la soberbia de los arrogantes y humillaré el orgullo de los violentos. 12 Voy a hacer que haya menos gente que oro fino, menos mortales que oro de Ofir. 13 Por eso haré que tiemble el cielo y que la tierra se mueva de su sitio, por el furor del Señor de los Ejércitos, en el día de su ardiente ira.
14 Como gacela acosada, como rebaño sin pastor, cada uno se volverá a su propio pueblo, cada cual huirá a su propia tierra. 15 Al que atrapen lo traspasarán; el que caiga preso morirá a filo de espada. 16 Ante sus propios ojos estrellarán a sus pequeños, saquearán sus casas y violarán a sus mujeres.
17 ¡Miren! Yo incito contra ellos a los medos, pueblo al que no le importa la plata ni se deleita en el oro. 18 Con sus arcos traspasarán a los jóvenes; no se apiadarán del fruto del vientre ni tendrán compasión de los niños. 19 Babilonia, la perla de los reinos, la gloria y el orgullo de los babilonios,[a]
quedará como Sodoma y Gomorra cuando Dios las destruyó. 20 Nunca más volverá a ser habitada ni poblada en los tiempos venideros. No volverá a acampar allí el beduino, ni hará el pastor descansar a su rebaño. 21 Allí descansarán las fieras del desierto; sus casas se llenarán de chacales. Allí habitarán los avestruces y brincarán las cabras salvajes. 22 En sus fortalezas aullarán las hienas y en sus lujosos palacios, los chacales. Su hora está por llegar y no se prolongarán sus días.
14 En verdad, el Señor tendrá compasión de Jacob y elegirá de nuevo a Israel. Los asentará en su propio lugar. Los extranjeros se juntarán con ellos y se unirán a los descendientes de Jacob. 2 Los pueblos los acogerán y los llevarán a su lugar. Los israelitas los tomarán como siervos y siervas en la tierra del Señor; apresarán a sus captores y dominarán a sus opresores.
3 Cuando el Señor te haga descansar de tu sufrimiento, de tu tormento y de la cruel esclavitud a la que fuiste sometido, 4 pronunciarás esta sátira contra el rey de Babilonia: ¡Hay que ver cómo terminó el opresor, y cómo acabó su arrogancia![b] 5 Quebró el Señor la vara de los malvados; rompió el bastón de los gobernantes 6 que con furia y continuos golpes castigaba a los pueblos, que con implacable eno dominaba y perseguía a las naciones. 7 Toda la tierra descansa tranquila y prorrumpe en gritos de alegría. 8 Hasta los cipreses y cedros del Líbano se burlan de ti y te dicen: «Desde que yaces tendido, nadie viene a derribarnos».
9 En lo profundo de los dominios de la muerte[c] todo se estremece al salir a tu encuentro; por causa tuya se despierta a los muertos, a los que fueron jefes de la tierra. A los reyes de todas las naciones se les hace levantar de sus tronos. 10 Todos ellos responden y te dicen: «¡También tú te has debilitado! ¡Ya eres uno más de los nuestros!». 11 Tu majestad ha sido arrojada a los dominios de la muerte,[d] junto con el sonido de tus liras. ¡Duermes entre gusanos y te cubren las lombrices!
12 ¡Cómo has caído del cielo, lucero, hijo de la mañana! Tú, que sometías a las naciones, has caído por tierra. 13 Decías en tu corazón: «Subiré hasta los cielos. ¡Levantaré mi trono por encima de las estrellas de Dios! Gobernaré desde el extremo norte, en el monte de la reunión.[e] 14 Subiré a la cresta de las más altas nubes, seré semejante al Altísimo». 15 ¡Pero has sido arrojado a los dominios de la muerte,[f] a las profundidades del abismo!
16 Los que te ven, clavan la mirada en ti y reflexionan en cuanto a tu destino: «¿Y este es el que sacudía a la tierra y hacía temblar a los reinos, 17 el que dejaba el mundo hecho un desierto, el que arrasaba sus ciudades y nunca dejaba libres a los presos?».
18 Todos los reyes de las naciones reposan con honor, cada uno en su tumba. 19 Pero a ti, el sepulcro te ha vomitado como a un vástago repugnante. Los que murieron a filo de espada, los que bajaron al fondo de la fosa, te han cubierto por completo. ¡Pareces un cadáver pisoteado! 20 No tendrás sepultura con ellos, porque destruiste tu tierra y asesinaste a tu pueblo. ¡Jamás volverá a mencionarse la descendencia de los malhechores! 21 Por causa de la maldad de los antepasados, preparen un matadero para los hijos. ¡Que no se levanten para heredar la tierra ni cubran con ciudades la faz del mundo!
22 «Yo me levantaré contra ellos», afirma el Señor de los Ejércitos. «Yo eliminaré de Babilonia nombre y descendencia, vástago y posteridad», afirma el Señor. 23 «La convertiré en lugar de lechuzas, en charco de agua estancada; la barreré con la escoba de la destrucción», afirma el Señor de los Ejércitos.
Profecía contra Asiria
24 El Señor de los Ejércitos ha jurado: «Tal como lo he planeado, se cumplirá; tal como lo he decidido, se realizará. 25 Destrozaré a Asiria en mi tierra; la pisotearé sobre mis montes. Mi pueblo dejará de llevar su yugo; ya no pesará esa carga sobre sus hombros. 26 »Esto es lo que he determinado para toda la tierra; esta es la mano que he extendido sobre todas las naciones». 27 Si lo ha determinado el Señor de los Ejércitos, ¿quién podrá impedirlo? Si él ha extendido su mano, ¿quién podrá detenerla?
Profecía contra los filisteos
28 El año en que murió el rey Acaz, tuvo lugar esta profecía: 29 Todos ustedes, filisteos, no se alegren de que se haya roto el bastón que los golpeaba; porque una víbora saldrá de la raíz de la serpiente; su fruto será una serpiente veloz y venenosa. 30 Los más desvalidos pacerán como ovejas, los necesitados descansarán seguros. Pero mataré de hambre a su raíz; destruiré a sus sobrevivientes.
31 ¡Gime y grita, puerta de la ciudad! ¡Ponte a temblar de miedo, Filistea entera! Porque viene del norte una nube de humo y nadie rompe la formación. 32 ¿Qué respuesta se dará a los mensajeros de esa nación? Pues que el Señor ha afirmado a Sión y que allí se refugiarán los afligidos de su pueblo.
2 Corintios 13:1 – 14
Advertencias finales
13 Esta será la tercera vez que los visito. «Todo asunto se resolverá mediante el testimonio de dos o tres testigos».[a] 2 Cuando estuve con ustedes por segunda vez les advertí y ahora que estoy ausente lo repito: Cuando vuelva a verlos, no seré indulgente con los que antes pecaron ni con ningún otro, 3 ya que están exigiendo una prueba de que Cristo habla por medio de mí. Él no se muestra débil en su trato con ustedes, sino que ejerce su poder entre ustedes. 4 Es cierto que fue crucificado en debilidad, pero ahora vive por el poder de Dios. De igual manera, nosotros participamos de su debilidad, pero por el poder de Dios viviremos con Cristo para ustedes.
5 Examínense para ver si están en la fe; pruébense a sí mismos. ¿No se dan cuenta de que Cristo Jesús está en ustedes? ¡A menos que fracasen en la prueba! 6 Espero que reconozcan que nosotros no hemos fracasado. 7 Pedimos a Dios que no hagan nada malo, no para demostrar que hemos sido aprobados, sino para que hagan lo bueno, aunque parezca que hemos fracasado. 8 Pues nada podemos hacer contra la verdad, sino a favor de la verdad. 9 De hecho, nos alegramos cuando nosotros somos débiles y ustedes fuertes; y oramos a Dios para que los restaure plenamente. 10 Por eso escribo todo esto en mi ausencia, para que cuando vaya no tenga que ser severo en el uso de mi autoridad, la cual el Señor me ha dado para edificación y no para destrucción.
Saludos finales
11 En fin, hermanos, alégrense, busquen[b] su restauración, hagan caso de mi exhortación, sean de un mismo sentir, vivan en paz. Y el Dios de amor y de paz estará con ustedes. 12 Salúdense unos a otros con un beso santo. 13 Todos los creyentes les mandan saludos. 14 Que la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos ustedes.
Salmo 57:1 – 11
Al director musical. Sígase la tonada de «No destruyas». Mictam de David, cuando David había huido de Saúl y estaba en una cueva.
57 Ten piedad de mí, oh Dios; ten piedad de mí, pues en ti me refugio. A la sombra de tus alas me refugiaré, hasta que haya pasado el peligro. 2 Clamo al Dios Altísimo, al Dios que me brinda su apoyo. 3 Desde el cielo me envía la salvación y reprende a mis perseguidores. Selah ¡Dios me envía su gran amor y su verdad! 4 Me encuentro en medio de leones, rodeado de gente rapaz. Sus dientes son lanzas y flechas; su lengua, una espada afilada. 5 ¡Sé exaltado, oh Dios, sobre los cielos! ¡Alza tu gloria sobre toda la tierra! 6 Tendieron una red en mi camino y mi ánimo quedó por los suelos. En mi senda cavaron una fosa, pero ellos mismos cayeron en ella. Selah
7 Firme está, oh Dios, mi corazón; firme está mi corazón. ¡Voy a cantarte y entonarte salmos! 8 ¡Despierta, alma mía! ¡Despierten, lira y arpa! ¡Haré despertar al nuevo día! 9 Te alabaré, Señor, entre los pueblos; te cantaré salmos entre las naciones. 10 Pues tu gran amor se eleva hasta los cielos y tu verdad llega hasta las nubes. 11 ¡Sé exaltado, oh Dios, sobre los cielos! ¡Alza tu gloria sobre toda la tierra!
Proverbios 23:9 – 11
10
23:9 A oídos del necio jamás dirijas palabra, pues se burlará de tus sabios consejos.
11
10 No cambies de lugar los linderos antiguos ni invadas la propiedad de los huérfanos, 11 porque su Redentor es muy poderoso y contra ti defenderá su causa.