Día 258

Isaías 19:1 – 21:17

Profecía contra Egipto

19 Profecía contra Egipto: ¡Miren al Señor! Llega a Egipto montado sobre una nube veloz. Los ídolos de Egipto tiemblan en su presencia; el corazón de los egipcios desfallece en su interior. 2 «Incitaré a egipcio contra egipcio; luchará hermano contra hermano, amigo contra amigo, ciudad contra ciudad, reino contra reino. 3 Los egipcios quedarán desanimados y consultarán a los ídolos, a los espíritus de los muertos, a las médiums y a los espiritistas, ¡pero yo frustraré sus planes! 4 Entregaré a los egipcios en manos de un amo cruel; un rey de mano dura los gobernará», afirma el Señor, el Señor de los Ejércitos.

5 Se agotarán las aguas del Nilo; árido y reseco quedará el lecho del río. 6 Apestarán los canales y bajará el nivel de los arroyos de Egipto hasta dejarlos completamente secos. ¡Las cañas y los juncos quedarán marchitos! 7 A orillas del Nilo, en la desembocadura del río, la vegetación perderá su verdor. Todos los sembrados junto al Nilo quedarán asolados, dejarán de existir. 8 Gemirán y se lamentarán todos los pescadores, los que lanzan anzuelos en el Nilo; desfallecerán los que echan redes en el agua. 9 Quedarán frustrados los que trabajan el hilo de lino peinado; perderán la esperanza los tejedores de lino fino. 10 Quedarán desalentados los fabricantes de telas; todos los asalariados se llenarán de angustia.

11 Los oficiales de Zoán no son más que unos necios; los consejeros más sabios dan a Faraón consejos insensatos. ¿Cómo se les ocurre decirle: «Yo soy uno de los sabios, discípulo de los antiguos reyes»? 12 ¿Dónde quedaron tus sabios? Que te muestren y te hagan saber lo que el Señor de los Ejércitos ha planeado contra Egipto. 13 Los oficiales de Zoán se han vuelto necios; los líderes de Menfis se dejaron engañar. Las piedras angulares de sus pueblos han hecho que Egipto pierda el rumbo. 14 El Señor ha infundido en ellos un espíritu de desconcierto. En todo lo que hace Egipto le han hecho perder el rumbo. Como un borracho en su vómito, Egipto se tambalea. 15 Nada puede hacerse por Egipto, sea cabeza o cola, palmera o junco.

16 En aquel día los egipcios se volverán cobardes. Se estremecerán de terror ante la mano amenazante que el Señor de los Ejércitos agita contra ellos. 17 La tierra de Judá será un espanto para los egipcios. Por causa de lo que el Señor de los Ejércitos está planeando contra ellos, la sola mención de Judá llenará de espanto a los que oigan este nombre. 18 En aquel día habrá en Egipto cinco ciudades que hablarán el idioma de Canaán y que jurarán lealtad al Señor de los Ejércitos. Una de ellas se llamará Ciudad del Sol.[a]

19 En aquel día habrá un altar para el Señor en el corazón mismo de Egipto y en su frontera un monumento al Señor. 20 Esto servirá en Egipto de señal y testimonio del Señor de los Ejércitos. Cuando ellos clamen al Señor por causa de sus opresores, él les enviará un salvador y defensor que los librará. 21 De modo que el Señor se dará a conocer a los egipcios y en aquel día ellos reconocerán al Señor: lo servirán con sacrificios y ofrendas de grano. Harán promesas al Señor y se las cumplirán. 22 El Señor herirá a los egipcios con una plaga y, aun hiriéndolos, los sanará. Ellos se volverán al Señor, y él responderá a sus ruegos y los sanará.

23 En aquel día habrá un camino desde Egipto hasta Asiria. Los asirios irán a Egipto y los egipcios a Asiria, y unos y otros adorarán juntos. 24 En aquel día Israel será, junto con Egipto y Asiria, una bendición en medio de la tierra. 25 El Señor de los Ejércitos los bendecirá, diciendo: «Bendito sea Egipto, mi pueblo, y Asiria, obra de mis manos, e Israel, mi heredad».

Profecía contra Egipto y Cus

20 El año en que un alto oficial enviado por Sargón, rey de Asiria, fue a Asdod, atacó esa ciudad y la conquistó. 2 En aquel tiempo el Señor habló por medio de Isaías, hijo de Amoz. Le dijo: «Anda, quítate la ropa de luto y las sandalias». Así lo hizo Isaías; anduvo desnudo y descalzo.

3 Entonces el Señor dijo: «Así como durante tres años mi siervo Isaías ha andado desnudo y descalzo, como señal y presagio contra Egipto y Cus; 4 así también, el rey de Asiria llevará desnudos y descalzos a los egipcios y a los desterrados de Cus, los llevará desnudos de la cintura hacia abajo, tanto a jóvenes como a viejos para vergüenza de Egipto. 5 Y los que confían en Cus y se enorgullecen de Egipto quedarán desanimados y avergonzados. 6 En aquel día los habitantes de esta costa dirán: “Fíjense, ahí tienen a los que eran nuestra esperanza, ¡aquellos a quienes acudíamos en busca de ayuda, para que nos libraran del rey de Asiria! Y ahora, ¿cómo podremos escapar?”».

Profecía contra Babilonia

21 Profecía contra el desierto junto al mar:[b] Como torbellinos que pasan por el Néguev, se acercan invasores de una temible tierra del desierto. 2 Una visión terrible me ha sido revelada: el traidor traiciona, el destructor destruye. ¡Al ataque, Elam! ¡Al asedio, Media! Pondré fin a todo su gemido. 3 Por eso mi cuerpo se estremece de angustia, sufro de agudos dolores, como los de una parturienta; lo que oigo, me aturde; lo que veo, me desconcierta. 4 Se estremece mi corazón, me hace temblar el terror; el crepúsculo tan anhelado se me ha vuelto un espanto.

5 ¡Ellos tienden las mesas, extienden los tapices, y comen y beben! ¡Oficiales, pónganse de pie! ¡Levántense y brillen los escudos! 6 Porque así me ha dicho el Señor: «Ve y pon un centinela, que informe de todo lo que vea. 7 Cuando vea carros de combate tirados por parejas de caballos,

o gente montada en asnos o en camellos, que preste atención, mucha atención».

8 Y el centinela[c] gritó: «¡Día tras día, Señor, estoy de pie en la torre; cada noche permanezco en mi puesto de guardia! 9 ¡Ahí viene un hombre en un carro de combate tirado por un par de caballos! Y este es su mensaje: “¡Ha caído, ha caído Babilonia! ¡Todas las imágenes de sus dioses han rodado por el suelo!”». 10 Pueblo mío, trillado y aventado como el trigo, yo te he anunciado lo que he oído de parte del Señor de los Ejércitos, del Dios de Israel.

Profecía contra Edom

11 Profecía contra Dumá:[d] Alguien me grita desde Seír: «Centinela, ¿cuánto queda de la noche? Centinela, ¿cuánto falta para que amanezca?». 12 El centinela responde: «Ya viene la mañana, pero también la noche. Si quieren preguntar, pregunten; si quieren volver, vuelvan».

Profecía contra Arabia

13 Profecía contra Arabia: Caravanas de Dedán, acampadas en los bosques de Arabia: 14 salgan al encuentro del sediento y ofrézcanle agua. Habitantes de la tierra de Temá, ofrezcan alimento a los fugitivos, 15 porque huyen de la espada, de la espada desenvainada, del arco tenso y del fragor de la batalla. 16 Porque así me dijo el Señor: «Dentro de un año, contado como lo cuenta un jornalero, toda la magnificencia de Cedar llegará a su fin. 17 Pocos serán los arqueros, los guerreros de Cedar, que sobrevivan». Lo ha dicho el Señor, el Dios de Israel.

 

Gálatas 2:1 – 16

Los apóstoles aceptan a Pablo

2 Catorce años después subí de nuevo a Jerusalén, esta vez con Bernabé, llevando también a Tito. 2 Fui en obediencia a una revelación y me reuní en privado con los que eran reconocidos como dirigentes. Entonces, expliqué el evangelio que predico entre los no judíos, para que todo mi esfuerzo no fuera en vano.[a] 3 Ahora bien, ni siquiera Tito, que me acompañaba, fue obligado a circuncidarse, aunque era griego. 4 El problema era que algunos falsos hermanos se habían infiltrado entre nosotros para coartar la libertad que tenemos en Cristo Jesús a fin de esclavizarnos. 5 Ni por un momento accedimos a someternos a ellos, pues queríamos que se preservara entre ustedes la verdad del evangelio.

6 En cuanto a los que eran reconocidos como personas importantes —aunque no me interesa lo que fueran, porque Dios no juzga por las apariencias—, esos tales no me impusieron nada nuevo. 7 Al contrario, reconocieron que a mí se me había encomendado predicar el evangelio a los no judíos, de la misma manera que se le había encomendado a Pedro predicarlo a los judíos.[b] 8 El mismo Dios que facultó a Pedro como apóstol de los judíos[c] me facultó también a mí como apóstol de los no judíos. 9 En efecto, Santiago, Cefas[d] y Juan, que eran considerados columnas, al reconocer la gracia que yo había recibido, nos dieron la mano a Bernabé y a mí en señal de compañerismo, de modo que nosotros fuéramos a los no judíos y ellos a los judíos. 10 Solo nos pidieron que nos acordáramos de los pobres, y eso es precisamente lo que he venido haciendo con esmero.

Pablo se opone a Pedro

11 Pues bien, cuando Cefas fue a Antioquía, le eché en cara su comportamiento condenable. 12 Antes que llegaran algunos de parte de Santiago, él solía comer con los no judíos. Pero cuando aquellos llegaron, comenzó a retraerse y a separarse de los no judíos por temor a los partidarios de la circuncisión.[e] 13 Entonces los demás judíos se le unieron en su hipocresía, y hasta el mismo Bernabé se dejó arrastrar por esa conducta hipócrita.

14 Cuando vi que no actuaban rectamente, como corresponde a la verdad del evangelio, le dije a Cefas delante de todos: «Si tú, que eres judío, vives como si no lo fueras, ¿por qué obligas a los no judíos a practicar el judaísmo? 15 »Nosotros somos judíos de nacimiento y no “pecadores paganos”. 16 Sin embargo, al reconocer que nadie es justificado por las obras que demanda la Ley, sino por la fe en Jesucristo, también nosotros hemos puesto nuestra fe en Cristo Jesús, para ser justificados por la fe en él y no por las obras de la Ley; porque por estas nadie será justificado.

 

Salmo 59:1 – 17

Al director musical. Sígase la tonada de «No destruyas». Mictam de David, cuando Saúl había ordenado que vigilaran la casa de David con el propósito de matarlo.

59 Líbrame de mis enemigos, oh Dios; protégeme de los que me atacan. 2 Líbrame de los malhechores; sálvame de los asesinos. 3 ¡Mira cómo me acechan! Hombres crueles conspiran contra mí sin que yo, Señor, haya delinquido ni pecado. 4 Presurosos se disponen a atacarme sin que yo haya cometido mal alguno. ¡Levántate y ven en mi ayuda! ¡Mira mi condición! 5 Tú, Señor, eres el Dios de los Ejércitos, eres el Dios de Israel. ¡Despiértate y castiga a todas las naciones; no tengas compasión de esos malvados traidores! Selah

6 Porque ellos vuelven al atardecer, aúllan como perros y merodean la ciudad. 7 Echan espuma por la boca, lanzan espadas por sus fauces y dicen: «¿Quién va a oírnos?». 8 Pero tú, Señor, te ríes de ellos; te burlas de todas las naciones. 9 A ti, fortaleza mía, vuelvo los ojos, pues tú, oh Dios, eres mi refugio. 10 Tú eres el Dios en quien puedo confiar. Tú irás delante de mí para hacerme ver la derrota de mis enemigos. 11 Pero no los mates, para que mi pueblo no lo olvide. Zarandéalos con tu poder; ¡humíllalos! ¡Tú, Señor, eres nuestro escudo! 12 Por los pecados de su boca, por las palabras de sus labios, que caigan en la trampa de su orgullo. Por las maldiciones y mentiras que profieren, 13 consúmelos en tu enojo; ¡consúmelos hasta que dejen de existir! Así todos sabrán que Dios gobierna en Jacob y hasta los confines de la tierra. Selah

14 Porque ellos vuelven al atardecer, aúllan como perros y merodean la ciudad. 15 Van de un lado a otro buscando comida, y aúllan si no quedan satisfechos. 16 Pero yo cantaré a tu poder y por la mañana alabaré tu amor; porque tú eres mi protector, mi refugio en momentos de angustia. 17 A ti, fortaleza mía, te cantaré salmos, pues tú, oh Dios, eres mi refugio. Tú eres el Dios en quien puedo confiar.

 

Proverbios 23:13 – 14

13

13 No dejes de disciplinar al joven; si lo castigas con vara, no se morirá. 14 Castígalo con vara y así lo librarás de la muerte.[a]