Éxodo 23:14-25:40
23 14 »Tres veces al año harás fiesta en mi honor.
15 »La fiesta de los Panes sin levadura la celebrarás en el mes de aviv, que es la fecha establecida. Fue en ese mes cuando ustedes salieron de Egipto. De acuerdo con mis instrucciones, siete días comerán pan sin levadura. »Nadie se presentará ante mí con las manos vacías.
16 »La fiesta de la cosecha la celebrarás cuando recojas las primicias de tus siembras. »La fiesta de recolección de fin de año la celebrarás cuando recojas tus cosechas.
17 »Tres veces al año todo varón se presentará ante mí, su Señor y Dios.
18 »No mezcles con levadura la sangre del sacrificio que me ofrezcas. »No guardes hasta el día siguiente la grasa que me ofreces en las fiestas.
19 »Llevarás a la casa del Señor tu Dios lo mejor de tus primicias. »No cocerás ningún cabrito en la leche de su madre.
El ángel del Señor
20 »Date cuenta, Israel, que yo envío mi ángel delante de ti, para que te proteja en el camino y te lleve al lugar que te he preparado.
21 Préstale atención y obedécelo. No te rebeles contra él, porque va en representación mía y no perdonará tu rebelión.
22 Si lo obedeces y cumples con todas mis instrucciones, seré enemigo de tus enemigos y me opondré a quienes se te opongan.
23 Mi ángel te guiará y te introducirá en la tierra de estos pueblos que voy a exterminar: tierra de amorreos, hititas, ferezeos, cananeos, heveos y jebuseos.
24 »No te inclines ante los dioses de esos pueblos. No les rindas culto ni imites sus prácticas. Más bien, derriba sus ídolos y haz pedazos sus piedras sagradas.
25 »Adora al Señor tu Dios, y él bendecirá tu pan y tu agua. »Yo apartaré de ustedes toda enfermedad.
26 »En tu país ninguna mujer abortará ni será estéril. ¡Yo te concederé larga vida!
27 »En toda nación donde pongas el pie haré que tus enemigos te tengan miedo, se turben y huyan de ti.
28 »Delante de ti enviaré avispas, para que ahuyenten a los heveos, cananeos e hititas.
29 Sin embargo, no los desalojaré en un solo año, no sea que, al quedarse desolada la tierra, aumente el número de animales salvajes y te ataquen.
30 Los desalojaré poco a poco, hasta que seas lo bastante fuerte para tomar posesión de la tierra.
31 »Extenderé las fronteras de tu país, desde el Mar Rojo hasta el mar Mediterráneo,[1] y desde el desierto hasta el río Éufrates. Pondré bajo tu dominio a los que habitan allí, y tú los desalojarás.
32 »No hagas ningún pacto con ellos ni con sus dioses.
33 »Si los dejas vivir en tu tierra, te pondrán una trampa para que adores a sus dioses, y acabarás pecando contra mí.»
Ratificación del pacto
24 1 También le dijo el Señor a Moisés: «Sube al monte a verme, junto con Aarón, Nadab y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel. Ellos podrán arrodillarse a cierta distancia,
2 pero sólo tú, Moisés, podrás acercarte a mí. El resto del pueblo no deberá acercarse ni subir contigo.»
3 Moisés fue y refirió al pueblo todas las palabras y disposiciones del Señor, y ellos respondieron a una voz: «Haremos todo lo que el Señor ha dicho.»
4 Moisés puso entonces por escrito lo que el Señor había dicho. A la mañana siguiente, madrugó y levantó un altar al pie del monte, y en representación de las doce tribus de Israel consagró doce piedras.
5 Luego envió a unos jóvenes israelitas para que ofrecieran al Señor novillos como holocaustos y sacrificios de comunión.
6 La mitad de la sangre la echó Moisés en unos tazones, y la otra mitad la roció sobre el altar.
7 Después tomó el libro del pacto y lo leyó ante el pueblo, y ellos respondieron: —Haremos todo lo que el Señor ha dicho, y le obedeceremos.
8 Moisés tomó la sangre, roció al pueblo con ella y dijo: —Ésta es la sangre del pacto que, con base en estas palabras, el Señor ha hecho con ustedes.
9 Moisés y Aarón, Nadab y Abiú, y los setenta ancianos de Israel subieron
10 y vieron al Dios de Israel. Bajo sus pies había una especie de pavimento de zafiro, tan claro como el cielo mismo.
11 Y a pesar de que estos jefes de los israelitas vieron a Dios, siguieron con vida,[1] pues Dios no alzó su mano contra ellos.
12 El Señor le dijo a Moisés: «Sube a encontrarte conmigo en el monte, y quédate allí. Voy a darte las tablas con la ley y los mandamientos que he escrito para guiarlos en la vida.»
13 Moisés subió al monte de Dios, acompañado por su asistente Josué,
14 pero a los ancianos les dijo: «Esperen aquí hasta que volvamos. Aarón y Jur se quedarán aquí con ustedes. Si alguno tiene un problema, que acuda a ellos.»
15 En cuanto Moisés subió, una nube cubrió el monte,
16 y la gloria del Señor se posó sobre el Sinaí. Seis días la nube cubrió el monte. Al séptimo día, desde el interior de la nube el Señor llamó a Moisés.
17 A los ojos de los israelitas, la gloria del Señor en la cumbre del monte parecía un fuego consumidor.
18 Moisés se internó en la nube y subió al monte, y allí permaneció cuarenta días y cuarenta noches.
Las ofrendas para el santuario
25 1 El Señor habló con Moisés y le dijo:
2 «Ordénales a los israelitas que me traigan una ofrenda. La deben presentar todos los que sientan deseos de traérmela.
3 Como ofrenda se les aceptará lo siguiente: oro, plata, bronce,
4 lana teñida de púrpura, carmesí y escarlata; lino fino, pelo de cabra,
5 pieles de carnero teñidas de rojo, pieles de delfín, madera de acacia,
6 aceite para las lámparas, especias para aromatizar el aceite de la unción y el incienso,
7 y piedras de ónice y otras piedras preciosas para adornar el efod y el pectoral del sacerdote.
8 Después me harán un santuario, para que yo habite entre ustedes.
9 El santuario y todo su mobiliario deberán ser una réplica exacta del modelo que yo te mostraré.
El arca
10 »Haz[1] un arca de madera de acacia, de un metro con diez centímetros de largo, setenta centímetros de ancho y setenta centímetros de alto.
11 Recúbrela de oro puro por dentro y por fuera, y ponle en su derredor una moldura de oro.
12 Funde cuatro anillos de oro para colocarlos en sus cuatro patas, dos en cada costado.
13 Prepara luego unas varas de madera de acacia, y recúbrelas de oro.
14 Introduce las varas en los anillos que van a los costados del arca, para transportarla.
15 Deja las varas en los anillos del arca, y no las saques de allí,
16 y pon dentro del arca la ley que voy a entregarte.
17 »Haz un propiciatorio de oro puro, de un metro con diez centímetros de largo por setenta centímetros de ancho,[2]
18 y también dos querubines de oro labrado a martillo, para los dos extremos del propiciatorio.
19 En cada uno de los extremos irá un querubín. Hazlos de modo que formen una sola pieza con el propiciatorio.
20 »Los querubines deberán tener las alas extendidas por encima del propiciatorio, y cubrirlo con ellas. Quedarán el uno frente al otro, mirando hacia el propiciatorio.
21 »Coloca el propiciatorio encima del arca, y pon dentro de ella la ley que voy a entregarte.
22 Yo me reuniré allí contigo en medio de los dos querubines que están sobre el arca del pacto. Desde la parte superior del propiciatorio te daré todas las instrucciones que habrás de comunicarles a los israelitas.
La mesa
23 »Haz una mesa de madera de acacia, de noventa centímetros de largo por cuarenta y cinco de ancho y setenta de alto.[3]
24 Recúbrela de oro puro, y ponle en su derredor una moldura de oro.
25 Haz también un reborde de veinte centímetros[4] de ancho, y una moldura de oro para ponerla alrededor del reborde.
26 »Haz cuatro anillos de oro para la mesa, y sujétalos a sus cuatro esquinas, donde van las cuatro patas.
27 Los anillos deben quedar junto al reborde, a fin de que por ellos pasen las varas para transportar la mesa.
28 »Esas varas deben ser de madera de acacia, y estar recubiertas de oro.
29 También deben ser de oro puro sus platos y sus bandejas, así como sus jarras y tazones para verter las ofrendas.
30 Sobre la mesa pondrás el pan de la Presencia, para que esté ante mí siempre.
El candelabro
31 »Haz un candelabro de oro puro labrado a martillo. Su base, su tallo y sus copas, cálices y flores, formarán una sola pieza.
32 Seis de sus brazos se abrirán a los costados, tres de un lado y tres del otro.
33 Cada uno de los seis brazos del candelabro tendrá tres copas en forma de flor de almendro, con cálices y pétalos.
34 El candelabro mismo tendrá cuatro copas en forma de flor de almendro, con cálices y pétalos.
35 Cada uno de los tres pares de brazos tendrá un cáliz en la parte inferior, donde se unen con el tallo del candelabro.
36 Los cálices y los brazos deben formar una sola pieza con el candelabro, y ser de oro puro labrado a martillo.
37 »Hazle también sus siete lámparas, y colócalas de tal modo que alumbren hacia el frente.
38 Sus cortapabilos y braseros deben ser de oro puro.
39 Para hacer el candelabro y todos estos accesorios se usarán treinta y tres kilos[5] de oro puro.
40 »Procura que todo esto sea una réplica exacta de lo que se te mostró en el monte.
Mateo 24:29-51
29 »Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, »“se oscurecerá el sol y no brillará más la luna; las estrellas caerán del cielo y los cuerpos celestes serán sacudidos”.[2]
30 »La señal del Hijo del hombre aparecerá en el cielo, y se angustiarán todas las razas de la tierra. Verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria.
31 Y al sonido de la gran trompeta mandará a sus ángeles, y reunirán de los cuatro vientos a los elegidos, de un extremo al otro del cielo.
32 »Aprendan de la higuera esta lección: Tan pronto como se ponen tiernas sus ramas y brotan sus hojas, ustedes saben que el verano está cerca.
33 Igualmente, cuando vean todas estas cosas, sepan que el tiempo está cerca, a las puertas.
34 Les aseguro que no pasará esta generación hasta que todas estas cosas sucedan.
35 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras jamás pasarán.
Se desconocen el día y la hora
36 »Pero en cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni siquiera los ángeles en el cielo, ni el Hijo,[3] sino sólo el Padre.
37 La venida del Hijo del hombre será como en tiempos de Noé.
38 Porque en los días antes del diluvio comían, bebían y se casaban y daban en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca;
39 y no supieron nada de lo que sucedería hasta que llegó el diluvio y se los llevó a todos. Así será en la venida del Hijo del hombre.
40 Estarán dos hombres en el campo: uno será llevado y el otro será dejado.
41 Dos mujeres estarán moliendo: una será llevada y la otra será dejada.
42 »Por lo tanto, manténganse despiertos, porque no saben qué día vendrá su Señor.
43 Pero entiendan esto: Si un dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, se mantendría despierto para no dejarlo forzar la entrada.
44 Por eso también ustedes deben estar preparados, porque el Hijo del hombre vendrá cuando menos lo esperen.
45 »¿Quién es el siervo fiel y prudente a quien su señor ha dejado encargado de los sirvientes para darles la comida a su debido tiempo?
46 Dichoso el siervo cuando su señor, al regresar, lo encuentra cumpliendo con su deber.
47 Les aseguro que lo pondrá a cargo de todos sus bienes.
48 Pero ¿qué tal si ese siervo malo se pone a pensar: “Mi señor se está demorando”,
49 y luego comienza a golpear a sus compañeros, y a comer y beber con los borrachos?
50 El día en que el siervo menos lo espere y a la hora menos pensada el señor volverá.
51 Lo castigará severamente y le impondrá la condena que reciben los hipócritas. Y habrá llanto y rechinar de dientes.
Salmo 30:1-12
1 Te exaltaré, Señor, porque me levantaste, porque no dejaste que mis enemigos se burlaran de mí.
2 Señor mi Dios, te pedí ayuda y me sanaste.
3 Tú, Señor, me sacaste del sepulcro; me hiciste revivir de entre los muertos.
4 Canten al Señor, ustedes sus fieles; alaben su santo nombre.
5 Porque sólo un instante dura su enojo, pero toda una vida su bondad. Si por la noche hay llanto, por la mañana habrá gritos de alegría.
6 Cuando me sentí seguro, exclamé: «Jamás seré conmovido.»
7 Tú, Señor, en tu buena voluntad, me afirmaste en elevado baluarte; pero escondiste tu rostro, y yo quedé confundido.
8 A ti clamo, Señor soberano; a ti me vuelvo suplicante.
9 ¿Qué ganas tú con que yo muera,[1] con que descienda yo al sepulcro? ¿Acaso el polvo te alabará o proclamará tu verdad?
10 Oye, Señor; compadécete de mí. ¡Sé tú, Señor, mi ayuda!
11 Convertiste mi lamento en danza; me quitaste la ropa de luto y me vestiste de fiesta,
12 para que te cante y te glorifique, y no me quede callado. ¡Señor mi Dios, siempre te daré gracias!
Proverbios 7:24-27
24 Así que, hijo mío, escúchame; presta[4] atención a mis palabras.
25 No desvíes tu corazón hacia sus sendas, ni te extravíes por sus caminos,
26 pues muchos han muerto por su causa; sus víctimas han sido innumerables.
27 Su casa lleva derecho al sepulcro; ¡conduce al reino de la muerte!